Villanúa

Los dólmenes conservados en la zona, así como los restos de época romana hablan de un asentamiento muy antiguo debido a su emplazamiento privilegiado en el paso pirenaico.

Aparece citada en textos de época visigoda y después en 1079 (la cita del 992 corresponde a una falsificación). Responde a una pauta repetida en la montaña, con villas-nuevas fundadas por reyes o señores feudales en los fondos de los valles, atrayendo a pobladores para roturar los fértiles terrenos de la ribera.

En 1097 esta villa real fue donada al monasterio de Santa Cruz de la Serós. Pasando después por las manos de otros señoríos laicos (los Cornel y los Luna, hacia 1276-1294) sin abandonar su pertenencia al realengo, que todavía se documenta en 1294, 1412-1416 y 1785. Sus vecinos fueron vasallos del señor de Aruej, en cuyo feudo se integraba Villanúa. Se menciona en el siglo VII, durante el reinado del rey navarro Sancho III el Mayor, en las “Crónicas visigodas de Toledo” como función del Señor de Aruej el mantener abierta la calzada del Summo Portu romano.

Sirviendo al Camino de Santiago, encontramos:

– PUENTE DE VILLANÚA

En 1100 se nombra en un documento. Hoy en día se conserva el puente medieval, situado a la entrada del pueblo.

– IGLESIA DE SAN ESTEBAN

En esta iglesia del siglo XII, rehecha en el siglo XVIII, se conserva la talla románica policromada de Nuestra Señora de los Ángeles (s.XI), la más antigua de la Diócesis, procedente de una ermita homónima en el cementerio viejo. También destaca un retablo de «Santiago peregrino» con la Virgen del Pilar, talla gótica del siglo XIII en madera que podría proceder de la iglesia de Santiago de Aruej.