Somport

España
12,9 km
8,5 km

Historia de Somport

Summus Portus

Los peregrinos que confluían en la ruta jacobea por el Bearn y Olorón atravesaban el Pirineo por el puerto de Somport, Summus Portus (1640 m). Este ha sido históricamente el paso preferente del Pirineo Central debido a su menor cota y es por ello que los romanos eligieron este paso para la construcción de la calzada que unía con el Bearn. En el Medioevo, diferentes hospitales atendían a los peregrinos que cruzaban el paso pero aún así, en invierno debía ser una dura etapa puesto estas cumbres estarían nevadas y el viajero podía ser sorprendido por ventiscas, osos, lobos y salteadores de caminos.

En lo más alto de la vía se levantó un crucero, con el curioso nombre cristianizado de Cruz de San Port, desaparecido ya en el s. XVI. Hoy en su lugar encontramos la Ermita del Pilar que fue construida en 1992 sobre un peñasco, coronada por la cruz de Santiago.

Desde allí, en la vertiente aragonesa, se divisaban el Hospital de Santa Cristina de Somport y el Castillo de Candanchú (posiblemente evolución de Camp d’Anjou), que flanqueaban el primer tramo del camino jacobeo por tierras hispanas. Este castillo fue levantado en un desfiladero para el control aduanero y defensivo del puerto y disfrutaba del «derecho de Rota»: se quedaba con una parte de las mercancías a cambio de mantener la vía limpia de nieve; hasta que fue abandonado en el s. XVI

EL HOSPITAL DE SANTA CRISTINA DE SOMPORT

El Hospital de Somport, estaba situado a pie de puerto (1520 m), junto a la calzada romana, rodeado por los extensos pastos alpinos donde cada año estivaban miles de cabezas de ganado. En él se acogía a los exhaustos peregrinos y recibían alojamiento y comida antes de reemprender su marcha hacia Jaca, que era el siguiente fin de etapa.

Los orígenes de esta institución asistencial no están claros pero en el Libro de las peregrinaciones del Códice Calixtino se lo considera uno de tres más importantes de la Cristiandad: Unum de Tribus Mundi.  Los otros dos hospitales eran el de Jerusalén y el de Mont-Joux, en el Gran San Bernardo, según el Códice Calixtino: «Están situados estos hospitales en puntos de verdadera necesidad; se trata de lugares santos, templos de Dios, lugar de recuperación para los bienaventurados peregrinos, descanso para los necesitados, alivio para los enfermos, salvación de los muertos y auxilio para los vivos» (Liber Sancti Jacobi. Codex Calixtinus, c. 1140, libro V, cap. IV).

Como precedente, cabe la posibilidad de que unos eremitas se instalaran en el puerto de Somport, alternando su vida ascética y contemplativa con la asistencia a los peregrinos que salvaban tan dura etapa, ofreciéndoles refugio, hasta el último cuarto del siglo XI. En los años siguientes, ese antiguo refugio habría sido reconvertido en un centro hospitalario regido por un pequeño grupo de eclesiásticos. Cabe también que fuesen monjes benedictinos procedentes de la abadía francesa de la Selva Mayor (Burdeos), que poseían otras propiedades en este tramo aragonés del camino jacobeo (heredad en Astorito, hospital en Ruesta e iglesia en Tiermas). También pudo tratarse de caballeros hospitalarios de la orden militar del Santo Sepulcro de Jerusalén, beneficiados por el testamento de Alfonso I con la tercera parte del reino de Aragón (1134); o quizás de una comunidad de canónigos agustinianos protegidos por el vizconde bearnés Gastón IV (1090-1130), bajo cuya protección comenzó a prosperar este hospital. Lo que está claro es que, en los siglos XIII-XVI, tal comunidad de canónigos, dirigida por un prior y bajo la regla de San Agustín, administraba su extenso patrimonio y ejercían la caridad hospitalaria con los viajeros.

Esta institución hospitalaria, recibió de los monarcas espléndidas donaciones, con propiedades, derechos y rentas de todo tipo. A ellas se les sumaron muchas otras donaciones privadas, testamentarias y piadosas, que acrecentaban el patrimonio de la canónica y el poder económico -y político- de sus priores. De esta forma, en pleno proceso de feudalización del reino, el Hospital de Santa Cristina de Somport acabó convertido en uno de los grandes señores eclesiásticos de la comarca, en competencia con San Juan de la Peña, Santa Cruz de la Serós, la Catedral de Jaca, Montearagón y Leire.

Los beneficios permitieron a sus gestores engrandecer su casa y su hospital, así como adquirir y fundar otras casas, palacios y hospitales de peregrinos en muchas poblaciones del camino jacobeo en Bearn, Navarra, Castilla y en Aragón donde regentaron hospitales y patrocinaron cofradías hospitalarias de Canfranc, Jaca, Secotor, Artieda, Bailo, Nueveciercos y Puilampa. A ellas destinaban unos pocos frailes o encargaban a un hospitalero asalariado el cuidado de sus rentas y la atención al caminante peregrino.

En su momento de máximo esplendor, la casa de Somport era un gran complejo que integraba el palacio del prior, acompañado por una ermita de Santa Bárbara; la iglesia románica, flanqueada por la sacristía, la sala capitular y el cementerio; el denominado monasterio con sus estancias conventuales (dormitorio, refectorio y cocinas); y el edificio dedicado a hospital de peregrinos que contó al menos con ocho estancias o dormitorios, y que estaba regido por un lego hospitalero.

Ya en época moderna, con el convento y hospital en plena decadencia, se construyó entre la iglesia y el hospital un mesón para viajeros, comerciantes y ganaderos que, por su condición, estaban excluidos de la atención hospitalaria, pero cuyo hospedaje supondría una importante fuentes de ingresos. Tras el incendio de 1706, durante la Guerra de Sucesión, y la ruina definitiva del complejo edificativo, sólo sobrevivió el mesón, que era arrendado a terceros para su explotación, acompañado de los pastos del entorno. Finalmente, también este mesón fue destruido en 1808 por el ejército francés.

En 1987 se iniciaron excavaciones arqueológicas que han ido descubriendo la planta del conjunto: iglesia, necrópolis, monasterio, hospital… Los trabajos evidencian las diferentes construcciones y destrucciones sufridas por el conjunto desde la Edad Media. Entre los hallazgos, destacan unos colgantes de «Santiago peregrino» en azabache -industria esta, muy asentada en Compostela a partir de las peregrinaciones.

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Persona encargada: Perico y Nieves Tipo de Albergue: Privado Cerrado: desde final de septiembre hasta primeros de diciembre Correo electrónico: aysa.somport@gmail.com Web: www.albergueaysa.com * Precios actualizados a Agosto 2020.* Precio noche: 22,00 € Desayuno: 6,00 € Comida: 16,00 € Cena: 16,00 € Además de todos los servicios disponibles, (ver parte de […]

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