Lurbe-Saint-Christau

La tradición dice que los vertidos de aguas cuprosas contra las enfermedades de la piel habían sido descubiertas en la Edad Media por un leñador santurrón curado de la lepra.

El primer edificio de la entrada es el antiguo hospital de Bager que ya en el S XII era dependiente del Hospital de Santa Cristina de Somport y que como éste funcionó hasta 1532.

Como recuerdo de esta relación encontraremos la paloma heráldica de Santa Cristina en varios motivos ornamentales.

En un bellísimo paraje de bosques de abetos, plataneros, robles y gran variedad de flora se sitúan varios edificios de los siglos XVIII y XIX al lado de un lago formado con las aguas del arroyo Ourtau. Podemos ver las construcciones pirenaicas del Hotel du Mocol, Relais de la Poste y Residencia del Parque.

– LOS BAÑOS

Las aguas termales y medicinales de Saint Christau, (San Cristobal) curativas sobre todo en dermatología, debieron ser conocidas desde la protohistoria y la Edad Antigua. En 1897, al hacer obras de limpieza, se descubrieron

– fíbulas y bronces galo-romanos

– un busto muy raro de mármol gris, de 60 cm de altura que representaba sin duda el dios del manantial. Llamado primero «dios romano» la llaman ahora «dios ibero» ya que esta divinidad protohistórica precedió ahí a las legiones romanas.

Cuenta la tradición que un agote leproso que iba cada día al manantial, constató que las manchas de lepra que cubrían su cuerpo, iban desapareciendo. Acudieron otras personas que padecían enfermedades de la piel, y poco a poco, después del descubrimiento de otros manantiales, Saint Christau conoció un desarrollo termal considerable hasta nuestra época.

– EL HOSPITAL DEL BAGER

Se llamaba Hospital du Bager, porque antes de reunirse con Lurbe, Saint Christau dependía del Bager de Oloron.

Como el hospital de Lacommande, lo mandó construir el vizconde de Bearn Gaston IV le Croisé entre 1110 y 1114, en el ramal oloronense de la Vía Tolosona. Sólo era una pequeña encomienda, dependiente del Monasterio Santa Cristina del Somport. Encima de las termas, sobre una veleta se puede ver una paloma blanca con una cruz en el pico; recuerda la leyenda de la fundación de la casa madre. Hasta 1532 este hospital acogió a los enfermos, viajeros y peregrinos de Santiago.